Reconociendo la verdadera opinión pública
Andrés García
Gutiérrez
Licenciatura en
Ciencias Políticas y Gestión Pública
Los tiempos de hoy nos bombardean con cantidades exorbitantes de datos, los cuales no llegamos a procesar en su totalidad o simplemente la ignoramos, de esta forma poco a poco nos vamos construyendo una opinión de cualquier tema, sin darnos cuenta que detrás de esta lluvia de información a la que estamos expuestos diariamente, surgen de una gran variedad de individuos que su fin es el mismo, implantar una idea.
Por ello, cuando se habla de “opinión pública” las personas nos podemos formular un concepto de lo que significa, pero estas formulaciones creadas con base en nuestros conocimientos no siempre cuentan con una adecuada fundamentación, sin embargo, es necesario mencionar que incluso aportando algún fundamento no se lograra un juicio completamente acertado, debido a que es un concepto muy subjetivo que se ve afectado por diversos factores. Aunado a lo anterior, Rivadeneira (1976) nos plantea su composición de la siguiente manera:
La opinión pública no es algo estático, sino algo sujeto a la transformación, a la alteración en el transcurso de la historia. Ésa es la primera inducción; la segunda: la opinión pública cambia y se modifica con otros factores, está influida por diferentes elementos y las interrelaciones que existen entre ellos; por consiguiente, la opinión pública es siempre descriptible y comprensible como función de un conjunto de factores interrelacionados. (p. 5)
Es evidente que la opinión pública no existe sin seres humanos y se constituye gracias a su sistema psicosocial, donde el desarrollo humano es fundamental para su evolución, no solo como concepto, si no para la generación de ideas y el mismo sistema, ya que la opinión pública se relaciona a factores políticos-sociales, como la distribución de poder, su organización social y la legitimación de sus líderes políticos.
Entonces ¿Cuál es el objetivo de alterar la opinión pública?, si bien, puede variar según el grupo que difunta la idea o información, como podrían ser los movimientos sociales, partidos políticos, instituciones y medios de comunicación, este último mencionado tiene una relación poco diferente respecto a los otros generados de opinión, debido a que “esa interrelación se produce en nuestras sociedades a través de los medios de comunicación de masas, que se han convertido en los intermediarios fundamentales entre Estado y ciudadanos o entre partidos políticos y ciudadanos” (Uriarte, 2002, p. 345).
Considero que una opinión pública es un ideal que otorga un cierto grado de poder al movimiento u organización que lo tenga, esta opinión surge a partir de un común acuerdo de diferentes opiniones individuales, sin embargo no necesariamente los individuos estarán en acuerdo con otros ideales que surjan del primero. Una no-opinión pública puede ser la manipulación de dicha información o también opiniones públicas que están mal estructuras pero son necesarias para otorgar un mayor grado de impacto.
De esta forma se observa que la opinión pública surge de quienes tienen interés en afirmar su existencia, Bourdieu (1992) lo plante de la siguiente manera:
Existen, por una parte, opiniones constituidas, movilizadas, de grupos de presión movilizados en torno a un sistema de intereses explícitamente formulados; y, por otra, disposiciones que, por definición, no son opinión si se entiende por tal, como he hecho a lo largo de todo este análisis, algo que puede formularse discursivamente con una cierta pretensión a la coherencia. (p. 311)
Queda a criterio de cada persona el reconocer la manipulación de estas opiniones, los objetivos políticos pueden ser distintos y un común acuerdo totalitario es utópico, a pesar que existe la manipulación de la opinión pública por parte de diversos entes, su naturaleza diversa nos permite como individuos formular diferentes opiniones, no obstante, el mayor beneficio que le podemos otorgar a la sociedad estudiando el fenómeno de la opinión pública, es incentivar y otorgar las parámetros necesarias para poder identificar lo que es y lo que no es una opinión pública.
Referencias bibliográficas
Rivadeneira, R. (1976). Prefacio. La Opinión Pública. Análisis, estructura y Métodos para su estudio (pp. 5-26) México, Distrito Federal: Editorial Tirillas.
Bourdieu, P. (1992). La Opción Pública no existe. Debates en Sociología, (17), 301-311.
Uriarte, E. (2002). En Los medios de comunicación de masas y la opinión pública. Introducción a la ciencia política: La política en las sociedades democráticas (pp. 345-367) Madrid, España: Tecnos

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